Lo importante es manifestarse

“La contemplación es un lujo, mientras

que la acción es una necesidad”

Thomas Carlyle

      Continúa el debate entre los opositores al régimen sobre si debemos o no participar en las próximas elecciones para renovar el poder judicial. De ambos lados hay argumentos que vale la pena conocer y evaluar para tomar una decisión consciente y razonada. Por un lado, ya muchos tomaron la decisión de no participar, independientemente de los argumentos que se esgriman a favor. Todo el proceso es una farsa, el control total lo tiene el gobierno, por lo que no nos podemos prestar a legitimar una elección que nunca debió de llevarse a cabo. Por el otro lado, muchos piensan que, a pesar de todo, sí vale la pena ir a votar porque es una rendija que se abre para al menos intentar que se cueles candidatos conocidos por probos, avalados por varios comentarios que circulan en redes sociales. Se están evaluando perfiles de candidatos a los que puedan apoyar, ya que no todos son proclives a morena.

 

      Para quienes todavía no tenemos una definición clara, seguiremos muy atentos a los pros y contras que vayan surgiendo para tomar una decisión definitiva el 1 de junio.  Mi experiencia personal como panista me avala para afirmar que el PAN participó en elecciones desde los años 1940´s sabiendo de antemano que todo el proceso estaba bajo el control del gobierno. Aún así, cada seis años, se discutía en las convenciones nacionales si se participaba o no, y siempre ganó el sí. El único momento en el que no presentamos candidato a la presidencia de la república fue en 1976, pero no porque se haya decidido no participar, sino porque ninguno de los contendientes de entonces, Ing. Pablo E. Madero y Lic. Salvador Rosas Magallón, alcanzaron el 80% de los votos de dicha convención. Tuvieron que pasar 50 años, de 1939 a 1989, para que el PAN lograra ganar, y que fuera reconocido su triunfo, en una gubernatura. Por ello la politóloga Soledad Loaeza le puso el calificativo de “oposición leal”. Dicha participación a final de cuentas sirvió para que poco a poco se abriera el sistema electoral con adecuaciones legales, hasta que en el año 2000 se ganó la Presidencia de la República, terminando con 70 años del régimen de partido hegemónico.

 

      A lo que voy es que, se decida o no votar, lo importante es manifestarse como sociedad civil pensante, actuante, interesada en ser parte de la solución y no solo ver el problema desde casa. Si consideramos que vale la pena votar, hacerlo, pero no solo eso, sino estar todo ese día al pendiente del proceso. Si no se vota, salir a las calles a constatar, a obtener evidencia del fraude que todos esperamos se llevará a cabo. Reunir evidencia, casilla por casilla, de cuántas personas acudieron, cuánto tiempo tardaron en votar, si se organizó acarreo, si hay movilización de partidos políticos para intervenir ilegalmente en las votaciones. Incluso, si es uno más osado, llevar carteles con consignas anti-proceso y exhibirlas para demostrar nuestro descontento. Si estamos en contra y nos quedamos en casa para no avalar el cochinero, ¿con qué evidencia podremos argumentar que en efecto lo fue? Si no estamos como testigos, podrán decir que en tal casilla votaron todos los inscritos en el padrón y lo hicieron por tales candidatos. No tendríamos cómo demostrar lo contrario. Si vemos que una persona se tarda media hora en votar, podremos asegurar que la baja votación no solo fue por desconocimiento o descontento, sino porque literalmente era físicamente imposible que votaran más porque la complejidad y el tiempo no dan.

 

      Con todo respeto, una abstención desde la comodidad de mi casa, no nos dirá hasta qué punto hay un descontento o desconocimiento. No sabremos si realmente la sociedad organizada tiene los argumentos y el poder de convencimiento para que millones de ciudadanos estemos en las casillas, votando o no, siendo testigos y recabando pruebas de lo que suceda. Tal vez es mucho pedir, ya que quienes tienen ese poder y estructura de movilización son los partidos políticos que, por ley, están impedidos para intervenir en esta ocasión como tales. ¿Sería mucho pedir que las y los ciudadanos nos organicemos para contar con observadores electorales en las casillas más representativas y poder afirmar con pruebas en la mano lo que suceda? Sigamos con el debate.