Movimiento de Degeneración Ética
“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”
Refrán popular
El movimiento de regeneración nacional que engatusó a millones y millones de personas desde el 2006. La esperanza de México que prometió no mentir, no robar, no traicionar. Los que exigían vivir en la austeridad republicana y luego en la pobreza franciscana. Aquellos que convencieron a intelectuales, empresarios, comentaristas, líderes orgullosos integrantes del círculo rojo, a clases medias y altas. Quienes dijeron que había que atender primero a los pobres y los tratan como mascotas a fin de que vivan eternamente agradecidos y dependientes de programas sociales. “Nosotros no somos iguales, se acabó la corrupción, fuchi caca”. Quienes ganaron elecciones de la mano del crimen organizado; que se apoderaron del poder legislativo violando la ley, con amenazas, ordenes de aprehensión y chantajes; quienes destruyeron el poder judicial para crear uno afín a sus intereses y conveniencia. Quienes metieron en el lodazal de la corrupción a las dos entidades públicas mejor valoradas por los mexicanos: el ejército y la marina. Después de 7 años, la cuarta transformación esta demostrando con toda su crudeza, una vez más, realmente quiénes son y para qué querían el poder.
Primera pregunta, aquellos mexicanos de buena fe que creyeron y votaron por ellos, ¿sabrán y están conscientes de la magnitud de la degradación moral del partido al que apoyan? Segunda pregunta, ¿es posible que a pesar de toda la cloaca que sale diariamente, que desnuda a este gobierno como lo que siempre fue, pero que solo necesitaba tiempo para que saliera a la luz sus reales intenciones, millones de ciudadanos les den todavía el beneficio de la duda? Tercera pregunta, ¿realmente las y los mexicanos pueden hacerse de la vista gorda, voltearse para otro lado y seguir confiando ciegamente en quienes les apoyan periódicamente con una o más becas? Es difícil creer que hayamos llegado a un grado de valemadrísmo, de apatía, de hartazgo, de justificación a cualquier precio de lo que estamos viviendo. Creo sinceramente que millones de ciudadanos saben lo que esta pasando pero que se niegan a abandonar un movimiento que les dio sentido de pertenencia, que los visibilizó, que les dio el lugar que nunca habían tenido. Que les ha cambiado la vida con una renta segura cada mes y que a veces significa mucho más en sus vidas de lo que pensamos.
Aquí es donde la oposición tenemos la enorme misión de encontrar el cómo contestar estas preguntas. Cómo darles a esos millones de mexicanos la confianza para que no solo se den cuenta de a quiénes otorgaron su voto, sino que tengan la tranquilidad y certeza de que es posible voltear y unirse a otra forma de pensar y gobernar. Como dijera Don Manuel Gómez Morin “Las ideas y los valores del alma, son nuestras únicas armas; no tenemos otras, pero tampoco las hay mejores”. Esta claro el camino. Ante la podredumbre, cinismo, corrupción, mediocridad del oficialismo hay que anteponer la ética, la moral, la búsqueda sincera del bien común, el respeto, la congruencia. Pero no solo en el discurso ni de dientes para afuera. En acciones éticamente sustentadas, concretas, distinguibles, eficaces, contundentes. Es tiempo de retomar la escuela de ciudadanía que nunca debimos abandonar. De predicar con el ejemplo de que hay que buscar el poder como un medio para alcanzar el bien común, no como un fin para satisfacer ambiciones personales y de grupo.
Así como con gobiernos panistas no tan eficaces y no tan convincentes abrimos la puerta para el regreso del priísmo y peor aún para que ganara Morena, la cuatroté nos esta dando en bandeja de plata una nueva oportunidad de presentarnos ante el pueblo de México con una cara renovada, con una amplia y sincera reflexión de lo que se hizo bien y de lo que se hizo mal. De rectificar las malas prácticas, de retomar las raíces éticas, de construir una oposición con visión de futuro. De volver a encabezar las luchas ciudadanas a ras de piso, no desde la cúpula del poder. De caminar con la gente, entender sus preocupaciones, compartir experiencias, hablar y tomar acción con valores éticos que nos den identidad propia y nos hagan distinguibles y atractivos. Es cierto, hay muchos intereses, estructuras anquilosadas e interese particulares que combatir. Por ello no hay tiempo que perder. Empecemos hoy, hoy, hoy.