El PAN y la necesidad de una disrupción radical

“El PAN se encuentra

ante una responsabilidad inescapable, congruente con su historia.

Su nuevo cometido no puede ser otro que la reedificación de la

República democrática, sobre nuevas bases de justicia y equidad social”

Luis Felipe Bravo Mena

      El Partido Acción Nacional esta en un proceso de renovación de estructuras, tanto directivas como deliberativas. Comenzó con la elección del Comité Ejecutivo Nacional y los Comités Estatales en todo el país y siguieron los Comités Municipales. Ahora estamos en la etapa de renovar tanto al Consejo Nacional como a los Estatales. Por otro lado, se esta preparando un relanzamiento integral, tanto de forma como de fondo, que se llevará a cabo en unos días más. Algunos de los objetivos a llevar a cabo es revisar, corregir y adecuar a la realidad del México de hoy las acciones, propuestas y estrategias del PAN a fin de volver a ser opción ciudadana. Podría decirse que ésta es una de las causas por las que a la oposición se le ve tan ausente, desaparecida y sin rumbo. Hagamos votos y pongámonos a trabajar para que la espera valga la pena.

 

      En este contexto, la Fundación Rafael Preciado Hernández acaba de publicar un ensayo del expresidente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, titulado “La Brega de Eternidad Frente la Dictadura”. Valdría mucho la pena que tanto panistas como ciudadanos le demos varias leídas a fin de concluir que, pese a todos los pesares, la democracia en México no se puede entender sin los partidos políticos, aunque muchos ya no crean en ellos. Y de los partidos políticos, a pesar de todos los pesares, el PAN sigue y seguirá siendo una opción para acceder al poder. El ensayo del expresidente panista es un valioso recuento de la trayectoria de Acción Nacional, desde sus orígenes como contrapeso a la hegemonía post-revolucionaria hasta su llegada al poder y su posterior declive. Este recorrido histórico ofrece lecciones cruciales, pero también evidencia la necesidad de una transformación profunda para que el PAN pueda reconectar con la sociedad mexicana del siglo XXI. Bravo Mena subraya la importancia de la "brega de eternidad" del PAN, su resistencia cívica y su papel en la construcción de la democracia. Sin embargo, el partido que emergió de esa lucha se ha visto atrapado en inercias y desconexiones que lo han alejado de sus principios fundacionales y de las nuevas realidades sociales.

 

      Uno de los principales desafíos es superar la "autorreferencialidad" que señala Luis Felipe. El PAN necesita dejar de mirarse al espejo y salir a escuchar a la calle, a los jóvenes, a las mujeres, a los emprendedores, a los marginados. Debe entender sus necesidades, sus frustraciones, sus anhelos; ofrecer soluciones innovadoras y audaces. Esto implica abandonar el discurso complaciente y autocomplaciente, para adoptar una actitud crítica y autocrítica. El PAN debe reconocer sus errores, asumir sus responsabilidades y, por supuesto, pedir perdón por sus omisiones. Solo así podrá recuperar la confianza de la ciudadanía.

 

      Otro aspecto clave es la renovación del liderazgo. El PAN necesita líderes que sean auténticos, íntegros, transparentes y capaces de inspirar a las nuevas generaciones. Líderes que no estén atados a los intereses de grupo o a las viejas estructuras de poder, sino que estén comprometidos con el bien común y con la defensa de los valores democráticos. Que se atrevan a dialogar, opinar, argumentar aún en contra de líneas establecidas. En este sentido, el PAN debe ser un catalizador de la inteligencia colectiva, un espacio donde los ciudadanos puedan proponer, debatir y decidir sobre las políticas públicas que afectan sus vidas. Debe abanderar causas que resuenen con las preocupaciones de la sociedad actual, como la lucha a favor de la familia, la libertad, el desarrollo económico inclusivo, el medio ambiente. Oponerse radicalmente a la corrupción, el narcoestado, la colusión del gobierno con el crimen organizado, la mediocridad, la ausencia del estado de derecho.

 

      Coincidiendo con Bravo Mena, el PAN necesita reinventarse, relanzarse, renovarse (el calificativo es lo de menos) para seguir siendo relevante en el siglo XXI. No basta con apelar a la nostalgia del pasado o con repetir fórmulas desgastadas. Se requiere una disrupción radical que transforme su liderazgo, sus métodos internos, su falta de crítica y propuestas, pero, sobre todo, su forma de relacionarse con la sociedad. Solo así podrá reconectar con su esencia y cumplir su misión histórica de construir “una Patria ordenada y Generosa”.